Mi antecesor

Mi padre, que voy a contaros de mi padre, un gran hombre. Un gran hombre con un par de bombillas fundidas. Una de las personas más inteligentes y con más talento que haya conocido en mi vida. Desde aqui tambien le mando un besazo a mi madre, ¡hola mama!
Volviendo al tema, mi padre, ese gran hombre, hijo del mundo y gran viajante, a recorrido el mundo entero y lo ha probado todo, bueno, espero que no todo.
Sus andaduras lo llevo hasta Panamá el verano pasado.
Ahí, entre otras cosas, tuvo la suerte de poder visitar las preciosas islas y de nadar en sus cristalinas aguas.
Un día, mientras nadaba con las gafas, miraba el fondo. De repente, una gran sombra se acerco por debajo. ¿Qué era? Nada más y nada menos que un tiburón tigre que nadaba a menos de un metro bajo el.
Mi padre, que es ya conocido por su facilidad por meterse en situaciones complicadas y, es más, las complica más aún en un duelo contra la adrenalina, al verlo, le entró un sentimiento de curiosidad inevitable.
Le dió con una de las aletas o patos de goma que llegaba en los pies para nadar más rápido.
La cosa es que le dió a proposito, no fúe un autoreflejo por miedo o por autoprotección. El me dijo cuando le pregunté; "Yo, le dí con el pato en el lomo". A lo que yo respondí: "¿Por que? Es más, ¿para que??"
El, más natural que el zumo de naranja me respondió, "pues para que que pasaba, para ver que hacía".
Esta es mi pregunta, ¿qué coño podría hacer un tiburón cuando alguien le dá una patada? ¿Bailar una copla?
Menos mal que el tiburón ni se inmutó y pasó de largo.
Otro día de suerte para este hombre de dios.